“No hay una solución humanitaria para la crisis en Siria…
la solución debe ser política”, dijo el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (
ACNUR),
António Guterres.
Gobiernos de América Latina han solicitado el cese de la violencia, pero han tenido una actitud mucho más moderada a la hora de cuestionar o repudiar el accionar de Al Assad.
Las naciones desarrolladas exigen el fin de la violencia, una solución democrática, la renuncia del dictador y el llamado a elecciones libres. La Liga Árabe ha
solicitado la renuncia de Al Assad.
Resulta contradictorio que América Latina, donde se ha avanzado en materia de respeto a los derechos humanos, los Gobiernos no tengan una clara posición con respecto a Siria. La explicación tiene argumentos políticos y comerciales.
Desde el gobierno de Lula en Brasil, y ahora en la gestión Rousseff, se concretó un acercamiento más intenso hacia los países árabes. El ex presidente fue el primer mandatario de ese país que realizó una visita oficial a la mayoría de los países árabes.
Las operaciones comerciales entre Brasil y Medio Oriente se triplicaron en cinco años y superaron los US$ 20.000 millones. La integración se profundizó con una visita de Al Assad a Brasil.
La Argentina también ha conseguido duplicar sus ventas a Siria, que pasaron de un volumen de US$ 140 millones a US$ 300 millones. La presidente Cristina Kirchner ha agradecido el apoyo de Siria al reclamo argentino de soberanía sobre las Islas Malvinas.
Sin embargo, la Cancillería de este país se ha sumado al pedido internacional para que cese la violencia, y llamó al diálogo. La Argentina ha tenido una posición más orientada a la relación comercial y ha evitado hacer comentarios sobre la compleja situación política.
El tercer caso es Venezuela, que durante la presidencia del fallecido Hugo Chávez, impulsó un fuerte compromiso con Irán, a partir de la visión política compartida y el peso de la industria petrolera en ambos países.
El presidente iraní Mahmoud Ajmadinejad fue el nexo que habilitó el acercamiento de Venezuela a Siria.
En 2009, se consolidaron los vínculos del chavismo con el régimen de Al Assad. Durante una visita de Chávez al país de Medio Oriente, ambos mandatarios firmaron acuerdos comerciales y políticos cuyos fines eran “derrotar las conspiraciones permanentes del imperio”.
Venezuela ha enviado combustible durante el período de sanciones impuestas a Siria por la comunidad internacional, un gesto de desafío hacia la condena generalizada de Occidente.
El diario italiano La Stampa denunció que el gobierno de Hugo Chávez le envió material para la construcción de misiles al régimen de Al Assad a través de Irán.
La influencia de Venezuela sobre el bloque andino que incluye a Ecuador, Bolivia, en menor medida a Perú, y los países centroamericanos han alineado a la región en una posición concluyente respecto de Al Assad.
Con más de 4 millones de desplazados, los Gobiernos de la región no han reaccionado para abrir sus fronteras a la llegada de perseguidos políticos, militares del régimen arrepentidos, personal diplomático que teme por su vida y miles de civiles que necesitan salir del infierno sirio.
